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Que es más importante tener talento o trabajar de una manera constante y ordenada para conseguir tus metas.

¿Sabéis por qué muchos deportistas con mucho menos talento que otros, consiguen llegar a la élite?

Esto es debido a que unos (los menos talentosos) se dejan y dedican su vida en cuerpo y alma a su deporte, viviendo de la manera adecuada para poder llegar a conseguir sus metas.

Mientras que los otros (los talentosos) no viven de una forma apasionada y adecuada para llegar a la élite, pensando que con el talento les va a ser suficiente para conseguir su meta.

Esto suele ocurrir en jugadores que en edades tempranas destacan de una manera elevada, y no les supone un esfuerzo grande realizar las acciones cómo al resto, debido a su talento innato.

En el caso de lo menos talentosos, saben que para llegar a conseguir su objetivo tienen que trabajar de una manera ordenada y constante para sacar su mejor versión.

Esto les exige cuidar la alimentación, el sueño y dejar muchas cosas de lado para poder luchar por su meta y están encantados de vivir de esa manera con tal de cumplir su meta final.

Lo que consiguen es tener un mayor equilibrio mental en los momentos de debilidad, llegando a no perder la concentración, no desanimándose y consiguiendo competir a su máximo nivel llegando a lograr unos logros importantes.

Hay una frase que dice que no sólo se entrena cuando se está en el entrenamiento, sino que el entrenamiento invisible cómo he dicho en párrafos anteriores es igual o más importante que el entrenamiento en campo.

El entrenamiento invisible, es todo lo que el deportista hace fuera del horario de entrenamiento. Todo eso, está relacionado con la alimentación, horas de sueño y el trabajo compensatorio que se hace con un preparador físico o entrenador personal. Esto nos va a hacer ser mejores y diferenciarnos de los demás.

En cuanto a los jugadores con el talento innato, muchas veces piensan que con sólo esforzándose la semana anterior a la competición ya tienen todo hecho, y están muy equivocados.

Con este tipo de pensamiento, jamás conseguirán sacar su mejor versión porque siempre habrá un jugador que esté más preparado que ellos en los momentos de debilidad. Esto es debido, a que estarán trabajando de una manera más constante y regular.

Dicho esto, el entrenamiento no tiene que sentirse cómo algo “obligatorio” o que nos cueste hacerlo, si llegamos a ese nivel acabaremos dejando la actividad deportiva que estamos realizando.

Lo que tiene generarnos ir a entrenar es:

  • Pasión
  • Alegría
  • Ilusión

Estos tres puntos, son vitales para que el deportista pueda entrenar y rendir a su máximo nivel. Sin esto, jamás podrá dar su mejor versión ni llegar a cumplir sus metas.

¿Qué conseguiremos si cada vez que vamos a entrenar se dan los 3 puntos anunciados en el párrafo anterior?

  1. Una mayor diversión del jugador
  2.  Se sentirá parte del proceso, llevándole a disfrutar más
  3. Un mayor aprendizaje
  4. Centrarse en el aquí y ahora (presente)

De esta manera, conseguiremos que el deportista esté centrado en el aquí y ahora (presente). Así se olvidará de lo que ha hecho (pasado) y de lo que puede ocurrir (futuro).

Cuando conseguimos que el jugador esté disfrutando del proceso y centrado en el presente, lograremos tenerle en un estado de flow. En este estado, el jugador disfrutará del proceso olvidándose del resto llegando a dar su mejor versión.

Es aquí, cuando al jugador le empiezan a salir los movimientos/acciones de manera natural. Esto es debido, a que el deportista está con una paz interior llevándole a disfrutar de todo lo que hace, llegando a parecer que lo que hace es sin ningún esfuerzo.

A partir de aquí, el deportista empezará a observar y valorar que el trabajo realizando en los entrenamientos acabará trayendo unos resultados importantes a medio-largo plazo.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

Para que este estado de flow ocurra de manera cotidiana, el colectivo tiene que tener un líder/coach/entrenador que sepa:

  • Motivar
  • Incentivar
  • Realizar una escucha activa
  • Ser empático

Cómo dice Patricia Ramírez en su libro “Así lideras, Así compites“, para ser un buen líder y poder liderar, hay que empezar por liderarse a uno mismo. A partir de ese requisito, el entrenador debe tener los 4 puntos mencionados anteriormente.

Si el deportista tiene un líder que no es empático y no realiza una escucha activa, jamás conseguirá sacar toda la información necesaria de sus jugadores.

Es por esto que ante un posible conflicto, un entrenador empático consiga solucionar el problema con una mayor rapidez que otro que no es empático.

En muchas ocasiones, el problema de que el jugador esté mosqueado y no dé su mejor versión, es debido por qué desde su entorno le están mandando mensajes negativos de una forma constante.

¿Qué repercusión tienen los mensajes negativos del entorno del futbolista?

  1. Genera estrés
  2. Desaprobación
  3. Malas caras/gestos
  4. Desacuerdo
  5. Apatía
  6. Dejadez

Todo esto, es debido en muchas ocasiones a que el entorno del jugador se genera unas expectativas mayores con el deportista de las que de verdad se deberían hacer. Lo hacen porque ellos anteriormente, no han sido capaces de cumplir su sueño y lo quieren ver cumplido con su familiar a toda costa.

¿Qué ocurre cuando se le mete demasiada presión a un deportista?

  • Pasotismo
  • No disfruta del proceso
  • Ganas de dejar la práctica deportiva
  • Nerviosismo
  • Situaciones de estrés muy elevadas, llevando en muchas ocasiones a no poder dormir o incluso derramar muchas lágrimas por esta situación

Es en este momento, donde entra en acción la importancia de un buen gestor de grupos.

Ante esta situación, el líder tiene que organizar una reunión con el deportista en un lugar que transmita tranquilidad y seguridad para que el jugador pueda soltarse y contar sus problemas con total naturalidad.

Es aquí, cuando el entrenador debe realizar una escucha activa, cómo dice Diego Gutiérrez del Pozo sin llegar a juzgar ni a dar opinión en ningún momento. Es el problema del deportista, el líder no debe ponerle ejemplos ni situaciones vividas por él. Debe escuchar atentamente.

Si el deportista ve que su líder cada vez que tiene un problema le va a escuchar, conseguiremos sacar su mejor versión de manera más habitual llegando a que cada vez que le suceda un problema se suelte y desahogue para volver a buscar ese estado de flow.

Es por esto, que es de vital importancia realizar este tipo de reuniones de manera diaria con el objetivo de solucionar el conflicto en el momento que ocurre y no dejarlo pasar.

Si dejamos enquistar un conflicto tendremos problemas a la hora de solucionarlo. Es vital buscar el momento y el lugar adecuado para solucionarlo lo antes y de la mejor manera posible.

Cómo dice Pep Marí, el líder debe ser claro, conciso, mirando a la cara a sus jugadores en todo momento y tener un lenguaje universal.

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